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El nefelibata

by Menuda Coincidencia

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felroms
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felroms Me gusta mucho la música de Menuda Coincidencia por la elaboración de letras, el lenguaje rico en palabras, y ese humor que tiene. También me gusta que se empeña en guardad esa "mexicanidad" en su vocablo. De los mejores Favorite track: Los cirros.
Michel Perez Guzman
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Michel Perez Guzman Favorite track: Los arreboles Favorite track: Los arreboles.
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1.
Los cúmulos 04:03
I ¡Hola! Te habla este aspirante a fan que en ocasiones sonríe con las cosas que se dan. Toda una existencia sin dibujar un plan; y no está bien: se confunde el vino con el pan. Y eso no ayuda a la hora de cohabitar con el clan. A la larga, uno es percibido como un haragán. Molesto es ver cómo todos van, y uno instalado en su vaivén, disfrutando aún del primer disco del Gran. Y para cuando un «¿cómo están?» salga empolvado del desván, la soledad en terraplén dirá qué tan muy y qué tan tan. Resultará que los envueltos por uno en celofán fugádose habrán. Y muy bien: es el precio del afán. Y sí: para tal circunstancia aplica mínimo un refrán; pero con la realidad no puede uno ponerse tan en su plan. Alguna vez habrá de hallarse contento en un mazapán; aunque bueno, no soy quien; si acaso un barbaján. II Días: parece que pasan en vano. Le pienso y… no veo por qué sentirse ufano. A pesar de que hip-hop me ha llevado de la mano, a veces lo percibo ajeno y, a mí, todavía más enano: Abstraído en la tarea de contar grano por grano; tratando escribir versos como con tecnología nano; mientras para los demás soy como el cabo de un nudo gordiano y al final, me pasa lo que a Margarito: nomás nunca gano. De absolutamente nada sirve levantarse temprano; el tiempo es de chicle: confitura pa’l mastique humano que ¡ah cómo rumia guano! ¡y ni cómo oler el metano! Y eso es una de las de campeonato, como bien dice Marrano. Edificio global y diversificadamente plano donde viven sin conocerse lo cercano y lo lejano. Ha sucedido que se topan en el rellano y se saludan con gesto ameno. Y qué chido, pero a mí eso no se me hace sano. III Ve qué suave se la llevan lo geométrico y lo orgánico. No todo había de ser caminar sobre magma volcánico o calcular el grado de influjo satánico en el espacio escénico. Nos separa un trecho oceánico. Puedo coexistir en paz con cualquier ideal mesiánico siempre y cuando no suban el volumen a su sermón mecánico. No se me da el esfuerzo titánico; por ende, pediré que le bajen, pero usando un cortés tono vesánico. Sentiríame como Roma invadida por pueblo germánico si me sometiese al yugo de un credo tiránico que absorbiera mi palabra y mente de cuño hispánico en su monólogo ecuménico: una especie de estéril trance chamánico. Prefiero encarnar desecho inorgánico antes que ser radiante girasol de su jardín botánico. Pero en fin, que no cunda el pánico; y a dejar pa' luego el arsénico: disfrutad de este dulce timpánico. (Mis pasos me llevan y —creo— los controlo; me llevo, me llevan, con ellos y solo. Me dejo llevar, se dejan llevar; me dejo, se dejan, me dejo llevar. Difícil y fácil respiro sabiendo cuán frágil y grácil de un hilo pendo. No voy a parar, no puedo parar; no voy a, no puedo, no voy a parar.)
2.
Los estratos 02:32
(Dices que el que no habla, Dios no lo oye. Oye, pero, ¿cómo es eso que tú dices? ¿Bises es lo que te pido y ni me miras? Tiras por el inodoro lo que dices. Dices que el que no habla, Dios no lo oye. Oye, pero, ¿cómo es eso que tú dices? ¿Bises es lo que te pido y ni me miras? Tiras totalmente a león lo que te dices.) Se nos dio a elegir entre el silencio y la palabra: ésta, privilegio de señores y hombres libres; aquél, imposición agria y desalmada, barrote de la cárcel en que los menesterosos viven. Así la historia se escribe; unos hablan, otros callan; sucesión átona que abarca y desborda lo inteligible hasta hacernos copartícipes de este canto de cigarra que diserta, que bala, que elucubra, que gime. Yo tampoco sé a qué vine; yo también lo hago en voz alta; yo, el marcapasos de Martha; yo, ¿porqué ahora no sonríes?; Tres tristes tigres transidos por dos, tres trabas; Tráete las guamas: ¿qué no ves? la ocasión aquí lo exige. Nenes hiperactivos zarandeando sus sonajas; juguetes en que residen, de la humanidad, batallas miles… ¿Y a quién le importa?: valor perdido en la noche de las causas. Hay que dar las gracias… ¿Te acuerdas?: ¿cómo se dice? Aprendemos a hablar como nos aprendemos las tablas; hay quien orgullosamente toda su vida las repite. Dos por una... Eterno amante soy de eterna amada… Trece por cincuenta y siete... ¡Ya nos cayó el chahuistle! Los factores mismos son formas vaciadas y la nada por la nada es igual a los fines por los fines. Ejemplo: un vandálico «¡Aquí estamos!» que de arte se disfraza; y si se le pregunta a qué vino, responderá: Sí, sí vine. Y el ruido que provocan las respuestas de esta calaña, aparte de ensordecer, sacan al personal de sus casillas; y lo llevan a actuar raro, a aprobar medidas drásticas, o en el mejor de los casos, a enunciar puntos suspensivos. Quizá pedirle al arte elocuencia es pedirle al peral manzanas; pero, digo, al hacerlo, no es que se le demerite: es un intento por entender (algo de lo que ahora pocos tienen ganas); ¡ni modo de decirle que sí, nomás pa' que no se agüite! La libertad de expresión puede devenir en coartada para que los gruñidos más gruñidos el tiempo aire dominen. Se me viene a la mente la «profecía» esa de la fama: las vidas, los minutos, se van de quince en quince… Y queda la satisfacción de exhalar una bocanada... Satisfacción rosa... que no suscita bifes... Una cabeza asintiendo enérgicamente, aunque adormilada... Y un turno que se espera... para poder decir: Ya dije.
3.
I Mundo reciclado: al rato nos toca. Estéril enfado que en olvido desemboca. Ora un ¡chingado!, ora un ¡qué poca!; ora un tarado aplaudiendo como foca. Noble es su papel, como el mío o el tuyo: lo feo es serle infiel por una verdad de Perogrullo. Todos quieren la miel de gozar humilde orgullo; pero rehúyen la hiel de ser el blanco del murmullo. ¿«Vivitos y coleando»? Eso es romanticismo. La vamos ai pasando, que no es lo mismo. O qué... ¿es irse pando este chafa cosmopolitismo? A mí me parece venerando travestismo. Y pa' botón, una muestra: nuestra idea de educación. Una real obra maestra de la automatización. Sabiamente se amaestra cada y toda aspiración; y si se va la maestra, fiesta loca en el salón. Pasar asignaturas: prioritaria ‘competencia’; Profesionales miniatura: la directa consecuencia... Enanas alturas que a sus torpes ocurrencias dan estatuto de «cultura», y piden porras de la audiencia que, como en realidad le vale, y no sabe ni qué esperar, de exitosos festivales casi siempre se oye hablar. Se nos enfrían los tamales por querer probar caviar. El mayor de nuestros males: confundir lucir con posar. II Vi embarrado un moco y me acordé de aquella vez en que por poco y no toco, por los nervios y el estrés. Prendiéronse focos y distinguí la opaca tez de un pensamiento loco: «Mejor le doy después…» Casi, casi; por tantito; de no ser por aquel grupo que se me hizo un mal refrito y que a nada me supo. Respiré... tranquilito: al escenario me aúpo y me aviento mi tirito, y nadie sabe, nadie supo. Así de pinche, pinche. Seguridad de a peso; confiable compinche que se sube hasta los sesos y hace que uno se hinche de malsano embeleso sustentado en el berrinche de querer robar un beso. Y ser parte de la clicka de los del montón, de los que se aplican para, precisamente, no ser del montón. Y merecer una chica sin nada de quita y pon; a nuestros sentidos, la más rica; médica prescripción. Dime si no: esto suena al objeto de la envidia: de la mala o de la buena, da igual: con ambas se lidia. Percibir la dicha ajena, la existencia fastidia; pero ante las penas: «¡Oh, qué moradas las orquídeas!» «¡Qué azucenas tan blancas!», «¡Qué rosas, tan… rosas!» «¡Los viejitos en sus bancas!», «¡Sus miradas vidriosas!»… Mundo de palancas que se atrancan aceitosas. Nuestra mentalidad, manca: por muñona y defectuosa. (Dime tú, ¿con quién te comparas? ¿Cómo decides si sigues o paras? ¿Vas detrás de codiciado puesto? ¿Quieres hacerte notar entre el resto? Dime tú, el arqueo de tus cejas... ¿qué lo provoca? ¿Con quién te cotejas? De peripuestos trasuntos, ni caso: conocernos, punto: es el primero paso.)
4.
(Ver el mundo a la luz de los desechos, y a la sombra de vientres satisfechos. Algo me obliga al placer, y eso no me deja ver; salvar los trechos hacia lo que puedo ser. Ver el mundo a la luz de los despechos y a la sombra de todos los derechos. Estos implican deber, y eso adultera mi ser; red de cohechos que condiciona mi hacer.) I Nunca fui problemático. Tampoco muy atlético. Digamos, medio apático. Con mal gusto en lo estético. Algo melodramático. A veces muy hermético. Sí, quise ser simpático... y resulté patético. En el caso hipotético de un raro jeroglífico —o sea, un dilema ético, para ser específico—, mi don polifacético se portaría magnífico: como un peripatético ante un hecho científico. ¡Y así voy tan pacífico! Por nada, melancólico. Lo opuesto a lo prolífico. Felizmente ex católico. Ni por cuadro honorífico ni por trofeo simbólico al duelo terrorífico voy con aliento alcohólico. Me enfrento a mi cólico con un versito púdico, mi b-boy stance bucólico y un «hey you don't stop» búdico. Quizá suene hiperbólico, pero hallo en un flow lúdico el sentido parabólico para hilvanar lo impúdico. II ¿Hasta dónde las palabras me permiten conocerme? Fácil se me van las cabras —si es que antes no se me duerme. Si no tengo abracadabras desde donde pueda verme, en circunstancias macabras estaría bastante inerme. Por ejemplo, si venderme es algo que necesito, lo primero es qué, ¿ofrecerme?: ¿«¡Pase, pásele señito!»? No. Primero está quererme: mi capital infinito. ¡Que el amor propio no merme! Así a nadie nada quito. Y en cambio posibilito sentir que de mí dispongo. Libremente. Sin ni un grito. Sin agarrarnos del chongo. De este modo sí, lo admito, hay glamour en lo fodongo: al decirte, segurito: «Aquí tienes tu jorongo». Con esto rompo el diptongo que, desidioso, mantuve. La atmósfera descompongo. Abran paso a este querube. ¿Listos pues para el bailongo? La temperatura sube. Yo, flojito, no me opongo. Ahora dejo de ser nube. III A ver, cuéntame, ¿cómo estás? ¿Muy muy muy mal? ¿Muy muy muy bien? ¿Eres de los que quieren más? ...o ves al mundo con desdén? ¿Si te dan cuánto, sí las das? ¿Qué vale un balazo en tu sien? ¿Por cuánto tiempo esperarás? Oye... ¿y si ya se te fue el tren? ¿Algo te enfada a ti también? ¿Harto o harta y te quieres ir? ¿Casi te sientes un rehén de algo o alguien que obliga a seguir? ¿Qué crees que sea? O, ¿quién, quién, quién? Ándale, ¿lo puedes decir? ¿Tus acciones dicen «amén»? ¿Tú corazón qué hace? ¿Latir? ¿Te desagrada debatir? ¿No hay nada nuevo bajo el sol? ¿Nuestra vida es un souvenir? ...sexo, drogas y rocanrol? ¿Pinta muy negro el porvenir? ¿Concibes vida sin futbol? ¿Te seduce la idea de huir? ¿Nada como cantar un gol? ¿Cómo perdemos el control como si nada y al tuntún? En tu día a día cuál es tu rol... ¿afirmas, niegas, o según? ¿Eres en potencia esquirol o puedes ser solidario aún? Aunque tu cara sea un crisol... ¿crees que te sales del común?
5.
I ¿Dístete ya cuenta de lo que a visitarnos viene? Lo húmedo y grisáceo que se condensa en moho. Corazón bobalicón a su dueño se atiene; como la nostalgia siempre gana, chaquetero, yo la loo. Y podrías mirarme feo. Y podría valerme verga; pero aquí juzgar algo vale lo que un voto nulo: de nada sirve y, en cambio, legitima la monserga que orquestal minicasitas hace de nuestro culo. Y la alegre tonadita nunca sale de las chompas. La traemos y, a cada rato, felices, la tarareamos: «Cuida el ritmo, no lo rompas, te lo pido como compas; no querrías sentir en carne propia cómo nos las gastamos.» Perdón si te/los/me confundo con mis mosaicos sonoros de frases yuxtapuestas. La culpa la tiene este talante errabundo que, de encontrarme por la calle, me diría: «Vatillo, apestas.» Pero hoy, mi autoestima desayunó payaso y con carcaj de carcajadas a este boom-bap se dio cita. Este es el momento en que medio lleno el vaso: la profesionalidad aquí es: varo, cheves y morrita. ¿Y lo demás? Espera... ¿acaso hay algo más? ¡Sí! falta que se avienten «El mariachi loco» los mariachis. «Ah, ¿eso qué?», muy probablemente pensarás. Sí: el folklore adocenado suscita caras de «achis, achis». (Porque siempre: si no es una cosa, es la otra: Apúrate en caso de que seas tú el que se empotra. Que al fin y al cabo, 'tamos aquí pa' batallar; pa'l que se para el cuello tenga algo de que hablar.) II Dispensa distinguido escucha lo floripondio del lenguaje con que vengo y articulo mi galimatías. Comprenderás que mi «ranchito» fuerte razón dio pa' que fuera irresistible el desearle buenos días. Porque «sus» son «mis», y «mis» son tus orejas reportándose; que todavía las pueden. Y eso, no sé tú, pero, pa' mí, es una luz que me hace creer que por mí uno o más santitos interceden. Vamos con la mochila abierta y nadie nos decimos nada; confiamos siempre en que alguien más acudirá a la postre. Esto es lo bonito de esta realidad molcajeteada… Se sigue esperando a que Dios venga y los trastes desencostre. Por lo pronto, apilémoslos en islas; lejos de la tierra. Lejos de imperativos sociales que marcan la indolora pauta. Lejos del dilema existencial de si es o no una perra… O sea, la vida. O sea, ¿le damos o no a la incauta? La escala en este «mientras» indefinidamente se prolonga; nos acostumbramos ya a ponerle casa a lo menos peor. Motivo por el cual este simple mortal rezonga, aunque en fondo reconoce que es inútil su labor. Así que lo único que espero y con fe categórica es que nos toque presenciar tanto a agudos como a romos cómo se precipita esta inmensa nube de retórica y nos inunda y hace tabla rasa de todo lo que somos.
6.
I La función social de este canto es una moneda echada al aire que luego cae de canto. En esta nebulosa me planto. Me permite tomar algo de aire y preguntarme si, en mi torpeza, algo planto. Reivindico la sima. La cosa es que no sabes cuál. Yo tampoco. Por eso ahora me siento en la cima. La indeterminación esta que prima nos hace tal para cual: tú el hacedor y yo la materia prima. No quiero ser para ti una marca. Quiero ser algo así como un aforismo peregrino que en la inmensidad zarca deja su marca. Escamoteándole vida a la Parca y, sin saber ni cómo, encontrando un manjar donde la mayoría ve una comida parca. «Clavelitos de mi corazón», cantaba la tuna; y hoy, este suspiro, «Me he de comer esa tuna». Lugar común sería decir que no doy una, por eso mejor de esta estrofa el último suspiro a la de tres, a la de dos y a la de una. II Pavonearme de recorrer el velo sería el inicio de mi término; más si creo recorrerlo con sólo decir: «Vélo.» En ello se puede hallar consuelo —en el sentido cursi del término—; una hermosa imagen de la unión de cielo con suelo. Así, ponerme «político» no es hacer remembranza de la madre de algún desafortunado político; ni tampoco, «crítico», por patéticamente pasar revista a partidas de madre que tiene a sectores en estado crítico. ¿Ves cómo los «noes» se venden solos? Hay para cualquier gusto. Con ellos se pueden armar magníficos solos. Para hacer vibrar los polos. Para que yo esté bien a gusto creyendo que de la opinión soy uno de los más influyentes polos. Si menciono al argumento, únicamente recreo mi pupila de topo porque, ciertamente, no argumento. El juego de espejos alimento: nueva contradicción que topo: presumir de chef cuando soy yo el alimento. III Puedo pensar que la tengo hecha si me uno al popular reclamo: «¡Que se joda la derecha!» Echarle a lo que todo mundo le echa; hacer del de otros, mi reclamo; y después ir por ahí muy pagado de mi moral ‘derecha’. Eso no es entrar: es caer en el juego. Por sí solas algunas causas son tan sólidas que no tienen nada de juego. Hay urgencias desde luego; cadenas de efectos y causas que son evitables: de allí la estupidez de dejarlas para luego. No hay riesgo en reivindicar la pobreza, la cerveza, el sexo o la mota. De hecho, es ahí donde hallo pobreza y, en específico, de ideas en la cabeza y de la voluntad real de remover la mota que a nuestras lentes sigue teniendo de cabeza. Defender lo indefenso reconocerás tiene lo suyo; más cuando muchas veces lo oculta un «Allá cada quien lo suyo». Ante esto no sólo quizá tú, yo también me tullo; por eso ojalá este canto haga las veces de puente entre mi mundo y el tuyo. (Mi barrio es el espacio entre un «no» y un «sí». Mi clicka los instantes que hacen cuestionarte a ti si estás en el lugar en el que ni yo te creí. ¿Estás de más? Tú di. ¿Estás de más? Tú di. Mi calle es el rap en inglés que no entendí; las múltiples palabras que pasean aquí. Cifra víctima del redondeo que conforma π: Tendrás que hablar por ti.)
7.
I Puedo hablar de mi pasado; hacértelo interesante. Prescindir de lo estresante, y mostrarte lo acabado. Regalarte esperanza en un verso bien criado que no pise en lo trapeado, y si lo hace, sea con danza. Soñando en cuatro por cuatro; vida díjolo de chanza y mariposas en mi panza se montaron este teatro; del que no sé ni qué espero, o porqué cuido e idolatro; ya pasé los veinticuatro y no hallo qué rima con «quiero». Nada llama mi atención, ¿cómo me pides esmero? Yo no quiero ser primero para llamar la atención; y preservar el vacío, poniendo en subasta un don pa' su triste explotación, argumentando que es mío. ¿Qué diría el bloc de notas de escuchar tal desvarío? Me da hasta escalofrío: «La traición de un lamebotas». Menuda procesión de convicciones boquirrotas, caminado al son de idiotas melodías, ya sin fe. Cada oleada de desánimo la combato con café. Rememoro mi abecé con talante pusilánimo. Y de este saque de balance, trato proteger mi ánimo; no vaya ser que un magnánimo demonio otra vez lo alcance. Deserté por esos lares; son avinagrado trance en que el tiempo no da chance ni de ir por binoculares para ver ¿qué tanto queda? ¿a dónde dirigir andares? ¿el alma a cuántos pesares de ponerse en almoneda? II Ah, qué pinche dramatismo... ¿A poco no?, la verdad... Hacer de una nimiedad la orilla frente al abismo, es encantadora maña en que me encuentro a mí mismo. Rara especie de onanismo que mis vidrios desempaña. Sabios dichos de un iluso que sabe que se la baña por considerar hazaña usar palabras en desuso. Como que por meros uebos, acúsome de confuso y de difuso y de profuso y de tener los flows más nuevos. ¿Qué? El mundo arde en bluff; proliferan los placebos que aseveran, no sin huevos, esto mismo; y yo, «cof, cof». O que son poetas urbanos... Rompo aquí mi voz en off y les digo, «that's enough! ¡que no llegan ni a artesanos!» —sin hacer agravio al gremio. Soy uno de esos fulanos que alzará al aire las manos sin solicitud ni apremio si un performance se merece tal detalle, humilde premio; si no, soy un pinche abstemio atrincherado en su trece. Y ve, por esto se cae gordo; pero en hip-hop acontece que el buen b-boy reverdece cada que él se sabe un bordo y apunta todo lo wack; por eso no me hago el sordo y estas temáticas abordo: por honor de mi back-pack. Creo entonces que la polémica no es si Biggie o 2 Pac, sino quiénes en el track dan materia polisémica. Y pa' que esto se distinga, ni fría óptica académica ni fe mágica y anémica, banda: amor y llana chinga. (Cultura del mérito: Un halo sin fuerzas. «Presente», «pretérito»: Voces dispersas. El aire adormilado me besa la nariz. En mi mente, emborronado, un final cuasi feliz.)
8.
Los cirros 02:23
I Date cuenta del milagro: esto no es blanco ni negro. Mucho menos el reintegro de lo bello que fue. Flagro. Soy la voz de un magro de voluntad al cual alegro cada que voy y me integro en su chistosa huida: la consagro. Dime si no es para ponerse de malas: que de tan delgada tela esté hecha tu felicidad y que te la condicionen un par de alas; mientras tú, en la antesala del colapso y, a dos velas, masticas las secuelas de la soledad, sombrío y con barba rala. No. Yo no me tomaría la molestia. ¿Soportar la angustia de cargar con jeta mustia y estandarizada modestia? ¡Sería como una bestia que no llega a edad vetusta!, que antes, en un convite, se degusta y sólo así participa de la fiesta. Esta pseudo queja se aleja de aguijonar el relajo. Cotejar quién el trabajo, quién el agasajo, quién se refleja, con o sin moraleja, le sigo o mejor me rajo... no es mi trabajo: el mío es fluir; me relajo; y el tuyo, parar oreja. II Date cuenta del absurdo: los zapatotes del bardo calzados por un petardo romanticón de lo más burdo. Sueña diestro; vive zurdo; extraviado en su lunfardo. Su tiempo es el retardo y su religión lo que yo urdo. Pero mi escuela son: 1) Sal porque nomás hay una vida; 2) si la ladie quiere, bienvenida; 3) una de arena, otra de cal. 'Tons qué soy: ¿la vida de la sal o la sal de la vida? Mira, al cliente, lo que pida. Supongo que sí hay quien nace pa' tamal. On and on and on and on and on: mi principal misión es que las fiestas no perdonen. Y se desaprisionen almas 'til the break of dawn; y como colofón todas al ritmo se fusionen. Block party arquetípica. Mentalidad b-boy. R-A-P es lo que soy; no etiqueta estereotípica. Critico a la crítica porque para eso estoy. Super rappin' de chamoy a.k.a. fraseología diacrítica.
9.
I Preguntan por mis pasos y se olvidan de los suyos. Ideología multiusos. Riquísima en lacayos. Menos de tres ensayos y ya se andan poniendo buzos. Quieren props pa' sus farfullos; claro, a base de chingazos. Lo curioso de todo esto es que la cantidad de discos que han escuchado —o visto—, no es pa' ponernos carnavalescos. Mandarlos por los chescos es en lo que ahora insisto, antes de que lluevan riscos como, del cielo, amable gesto. Hip-hop es mi nombre; que no se te olvide. Grave y libre es mi timbre; pensado pa'l desacomode de tu imaginario, pa'l apode ingenioso de la urdimbre en que creías todo coincide y adquiere estatus y renombre. Pueden llenarse la boca de Kool Herc y de Bambaataa, de «yo, yo, muthafacka!», de una lista grandototota de referencias, que denota la siempre noble, pero naca ansia de afirmación barata, para sentir que Dios los toca. La información, por sí misma, no es ni albañil ni arquitecto; es feligrés que paga diezmo, igual que una verdad invicta. No soy yo quien lo dicta: claro está que no es lo mesmo un tono circunspecto que uno creativo y con carisma. Hacer las cosas de corazón no justifica un genérico rapear; ni la necesidad de pan, a lo invaluable, ponerle valor. Eso sí es hardcore; no mamadas de si «soy el number one», o que si «estoy pa' representar», que si «los elementos», que si «la unión». Las culturas se secan en la medida en que se estereotipan. Si éstas se plastifican, es normal que dudas quepan. Yo dudo que no lo sepan; pero, si sí, ¿porqué claudican? ¿por qué tan pocos se emancipan y su ser b-boy no hipotecan? Viene a ser el resultado una escena sin memoria; gobernada por la moda y por el instinto gregario. Sin noción de abecedario; sin profeta ni rapsoda; de popularidad transitoria; sin trascendencia ni legado. II Se quedan con la espuma, con la pompa, el ornamento. Esos navíos los quemo y voy tras lo que despunta. Si se sabe, se pregunta; si no, el silencio supremo encierra el conocimiento en una translúcida bruma. El dinero no es indicio de la madurez de las escenas; tampoco lo es la necia propaganda de pininos. Mucho menos muebles finos o un volumen que se arrecia; ni empresitas mecenas y su generoso auspicio. Figurar como achichincle es putería, cosa baja. Sugiero recoger el ancla antes de que me retortije. Antes de que un «te lo dije» haga las veces de chancla que deja cabizbaja la ilusión de un escuincle. Quieren que les dé techo, tamalitos con atole; quieren que la noche se moche con cortesías para el cielo. Quieren nepente con hielo; el retumbar de un tololoche; una herencia para su prole libre de buitres al acecho... Y esto a cambio de dos canciones: una de amor y una de calle; de guiños numerosos e inanes a una audiencia que no oye; a la que le dicen: «Quien apoye a este mi acto y mis chalanes, estará apoyando este debraye: el hip-hop y sus legiones.» Ser nuevo, joven imberbe, no te hace «nueva escuela». Ni aunque fumes yerba; ni aunque algún pelele la oreja te acaramele diciendo que en ti observa el futuro. Si no hay Escuela, normal que el mundo se reserve. Y tú, veterano, ser viejo no te convierte en «vieja escuela». Es en vano toda queja; en especial si a contrapelo y con resentido celo exiges, y no se refleja en tu trabajo ninguna secuela de crecimiento añejo. Por último: desesperante cada que, como un capricho, caen en un ego trip indistinto, comodín, un cachivache. ¡Vaya infranqueable bache! ¡A punto de declararme extinto! Quizá bastante ya se ha dicho de que se ha dicho bastante.
10.
I Con esta tranquilidad te vengo a contar lo que he pasado, lo que he ganado con el rap. Todo bien grabado lo llevo en mi mente; tu imagen, tu alegría. Soy ese delincuente que roba tu atención. Siento una emoción. Si estoy acorralado, aquí hay una solución. Fusión de amigos, de palabras, de testigos; función, ánimos de nuevos rostros, de antiguos… que siempre están valorando ese trabajo. La pregunta «¿a dónde van?», «¿cuál final?», «¿qué nos trajo?» Tomo el micro y me relajo. Me siento libre ganándome el respeto, batallando, siempre firme. ¿A dónde irme? Soy una mejor persona. Placer absoluto por el ducto de tu zona. Coma tras coma: ningún punto final. Si algún día me voy, sé que me recordarán. II La inocente sensación de que en el mundo no estoy de oquis. Una emborronada dirección en un jirón de croquis. Un estado mental. Montaña rusa emocional. Ser uno del titipuchal con uno de estos walkie-talkies. Pisar los umbrales del arte, furtivamente y a tientas. La certeza de que la vida no se reduce a compras y ventas. Curiosas discusiones sobre discos y canciones. Moods nostalgicones al escuchar rap de los noventas. No necesitar cheque para armar un guateque. Noches tembeleque, viendo qué rima con «trueque». Estar hasta el queque de que nos digan «pue' que». Voz: capaz de acariciar o tirar coz. O-P-O-R-T-U-N-I-D-A-D de despeinar un poco el fleco de un abecé. Un socarrón «porqué» por cada raya de carretera. El día en que desperté y me sentí feliz de ser quien era. III El impulso fue saciar mi hambre, hacerme un hombre, ganar renombre; quizá esto no te asombre porque escapé del rebaño andando contra corriente y el beneficio es ser dueño de mi destino: atino golpes con artificio. Y si hoy protagonizo mi dicha, admito: a lo largo de cada página he sido yo quien mi vida ha escrito. Yo, en base a temple; yo, al ser recíproco; y fiel a la musa Euterpe, quien a cambio me da el antídoto inequívoco. Trascender el tiempo y el espacio. El objetivo es dejar mi huella sobre este mundo; y voy despacio, paso a paso, disfrutando del alba hasta el ocaso. En caso de algún fracaso, lo aprendo, arreglo, y doy repasos. Realizo ajustes; cuido el calibre y que equilibre. Que el mundo vibre. Mi espíritu es errante y libre. Aprendí que una buena faena sólo se logra cuando entrenas y... gracias al hip-hop es que obtuve una vida plena. (Rupturas que convergen al moverse en libertad. Preguntas que responden sin decir ni la mitad. Da igual la edad, estatus, título o ciudad: el fin que perseguimos, es un alma sin abad; sin deudas, sin taras, sin pedir cuentas —ni claras—; ni al amedrentador «¿qué sería si no escucharas?» Nada de caras: absoluta complicidad: espacio-tiempo puro en trémula vitalidad.)
11.
«El que agandalla, no batalla» sigue teniendo a su servicio un puñado de sucias leyes —raída herencia del saqueo. Es familiar directo de un notable líder y empresario, don «El que no transa, no avanza», de mexicanidad insigne. «Dime de qué presumes y te diré de qué careces», se burlaba de «O todos coludos, o todos rabones». Decía entre risitas que quién carajos se creía, cuando, de pronto, ¡ouch! menudo mordidón de lengua. Allá va «Caras vemos, corazones no sabemos», con el traje viejísimo de su falsa perspicacia. (Se lo halló abandonado, cabe mencionarlo.) Hoy, tiene la fiesta en paz. (Paz de la del cementerio.) «Ya merito» y «Sí se puede» siguen comentando el gol en la obesidad de su borrachera sabatina. (Gol sin tiempo ni espacio; un solo grito hecho de almas.) Sólo San Lunes enfría, insolente, su polémica. Faltando un año para jubilarse, «No hay más que echarle ganas» fue, sin más ni más, despedido. Pensativo escuchó a «Todo por servir se acaba» informárselo con impostada cortesía. «El pueblo, unido, jamás será vencido», es un preso político de su propia voz. «Cada loco con su tema», inmerso en su monólogo. «No hay verdad absoluta», disimula contumacia. Pasa el tiempo. Pasa. No para ellos. No. Para «Aquí es la Ley de Herodes» tampoco. Esta inercia sepia ha contaminado el aire. Respiramos óxido, pero ni quien se sorprenda. Y aún pululan, como zombis, «Piensa mal y acertarás», «Zapatero a tus zapatos», «¡Viva México, cabrones!»... Barullo urbano de voces revolcándose en su hollín, mientras «Copia mi estilo, si es que puedes» se prueba una nueva boina. (Se ha hecho de la palabra una olla de frijoles quemados. Se ha hecho de la palabra una olla de frijoles quemados. Se ha hecho de la palabra una olla de frijoles quemados. Regreso al prosaico agujero del que salí.)

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released December 26, 2011

Beats por Cronos. Scratches por Tocadiscos Trez. Rimas por La Sarta de Barbajanes. Grabado por Jorge Luis Gallardo y José Miguel Soto en Tres G. Mezclado y masterizado por Érick Santos en Sonido del Yonke. Diseño gráfico por Blast.

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Menuda Coincidencia Monterrey, Mexico

Rimas y ritmos. Clima extremoso. Montañas con cielo. Sangre corriendo. Baile y sonrisa cuando los miedos se cansan de tirar rollo. Árbol de mandarinas.

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