1. |
Matando el tiempo
02:37
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I
El tiempo está en aprietos: alguien habló de matarlo.
Empresarios lucen inquietos: buscan salvaguardarlo.
¿Y cómo no estarlo? Si para ellos es dinero:
su imperio, sus bancos, peligran; y eso es lo primero.
Le han atado sus manecillas y pinchado con acciones.
Qué irónico ¿no? Parecía se él la mayor de las condiciones
para que se diera la historia y la curación de heridas;
las penas, las glorias, y también las causas perdidas.
Va derramando un segundo por cada idea que se genera;
su semblante es moribundo; a su monopolio poco le queda…
¡Qué contraste! El ser humano interactúa con su propia esencia:
No hay tarde, no hay temprano: Se agita intensa la existencia.
¡Adiós amenazas! ¡Adiós carreras armamentísticas!
¡Aumento en la tasa de las expresiones artísticas!
La información fluye libre; no hay brecha digital:
Esto constituye el combustible de esta nueva realidad.
II
Rudimentarios aparatos se han quedado obsoletos;
Iglesia y Estado contemplan el derrumbe de su cetro.
Y con él, sus valores; y con él, todos sus tabúes;
en un santiamén, sus pastores, sienten que algo los sacude…
Porque sus ovejas están fuera; haciendo rap, por ejemplo.
Viviendo sin rejas la era de la descentralización de los templos.
Es como una anarquía: Es una sociedad metrónomo
que controla su batería ejecutando un ritmo autónomo.
Dirán: «¡Oh Dios mío! ¡Caos!» Y yo pensaría lo mismo…
si la óptica que usamos es la de esclavos de imperialismo;
pero hablamos de mujeres y hombres conscientes;
respetuosos del entorno al que son pertenecientes.
Y… ¿qué pasó con el mercado? Su transformación se presagia:
Al no haber un rebaño, pues, ya se le agotó la magia.
Caray, no estoy tan seguro de que lo mejor estaría por venir.
Sin pasado ni futuro, el presente... ¿qué razón tendría de existir?
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2. |
Un día de esos
03:21
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Abres los ojos. Ves el reloj: Las siete de la mañana.
Bostezas. Te acurrucas pero, al minuto, tu madre te llama.
Te dice que te levantes y que no olvides arreglar tu cama.
Tú de mala gana te paras, pensando en la próxima jornada.
Ésa que aguarda por ti, con ánimo paciente y rostro sonriente;
la misma que te alimenta, te viste, te mima y te consiente…
Pero la detestas. Es uno de los blancos de la inconformidad
con tu entorno, con el mundo en el que vives por casualidad.
Decides omitir la ducha. Piensas «Bah, ni quién se fije».
Tu pereza es ahora mucha. Caminas. A la cocina te diriges.
Te topas con un desayuno caliente y no percibes su olor.
Estás más dormido que despierto; presa todavía del sopor.
Y se te hace tarde. Así que prefieres no probar bocado.
Das unos cuantos pasos y te instalas enfrente del lavabo.
Con agua abundante enjuagas tu cara, y en el espejo te contemplas.
Examinas tu perfil: primero el derecho, luego el de la izquierda.
«Ahí no estaba esa espinilla», comentas para tus adentros;
al tiempo que giras la perilla para salir en ese momento.
Alistas tus tiliches. Un uniforme es tu indumentaria.
«Otra vez lo mismo», piensas, harto de la rutina diaria.
Aún hay oportunidad para irte a trabajar en autobús;
según, llegarías puntual mientras la calle siga igual: sin luz.
Cargas tu mochila. Tu despedida es desabrida.
Aunque, ¿a quién le importaría si casi toda tu familia está dormida?
Inicia tu caminata. A la esquina te vas acercando,
cuando de repente, recuerdas algo que estabas olvidando:
Los discman. «Pero qué pendejo», te dices. Das media vuelta.
Los rescatas de un sillón y los metes directo en tu maleta.
No dispones del mismo tiempo y sales más de prisa.
Esperas un transporte, y se escuchan campanas anunciando misa.
Y te empiezas a desesperar: no divisas ni un camión
ni un taxi ni un amigo que de suerte pase y te dé un aventón.
Veinte minutos después abordas una unidad colectiva.
Das tu pasaje al chofer y éste te da los buenos días.
Te tranquilizas, tomas asiento. Te dispones a disfrutar.
Para ti, mejor es viajar lento: más música podrías escuchar.
Cuentas con ese disco. Ése, que ha sobrevivido una semana.
Sigue sin aburrirte y esperas que amenice esta mañana.
Presionas el botón de play. Apuntan al cielo tus comisuras.
Cuando de pronto... y sólo exclamas: «¡Pero qué basura!»
Es un día como esos en los que te preguntas:
«¿Qué hice para merecer esto? ¿Con quién uno se disculpa?»
Parece todo conjurar para que te la pases mal.
Todo podrías soportar, pero sin música, nada sería igual.
Es un día como esos en los que te preguntas:
«¿Qué hice para merecer esto? ¿Con quién uno se disculpa?»
Parece todo conjurar para que te la pases mal.
Todo podrías soportar, pero sin música, nada sería igual.
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3. |
¿Sin enganche?
03:46
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I
«¡Basta con un clic para el mundo conquistar!»,
«¡Es instantaneidad!», «¡Todo depende de ti!»
«¡Todo dispuesto para ti!»: Así reza la publicidad.
Yo, no te aporto novedad, no. Contempla a los más de mil.
El costo de la materia, materia es.
¡Bendita moneda! El mejor juez.
Es oferta y demanda: que no te suene raro.
Inscríbete a la tanda; no es conveniente el paro.
Si llegas a los 30 sin referencias crediticias,
amigo, toma en cuenta que no es pa’ gritar albricias.
Es para que pienses qué has hecho con tu vida;
porque de fiar no eres, eh, para esta sociedad podrida.
Indispensable requisito, una VISA o Mastercard,
para poder comprobar que has sido un buen chico.
¡Defiende tu guardadito, no te dejes embaucar!
Puertas de par en par son el negocio de merolicos.
Autoabanderados benefactores
enfocados en crear deudores.
Así pasa en lo micro y en lo macro.
Yo, por lo pronto, escupo sobre su sistema sacro.
II
Aunque soy consciente que no por mucho tiempo:
si llego a constituir dos, o tres, no sé qué pase.
Ya no sería sólo yo, ¿sabes?; habría un contexto
en el cual mi gente demande una acción de mi parte:
Y tendría que lidiar con cobros y pagas…
Y tener que tocar esperando a que me abran…
Aprender a nadar en vasos con agua…
En fin, saborear mis dulces palabras…
Y así, con el colapso mis espaldas vigilando,
tener la cabeza fría, más difícil, se iría tornando…
Y más, retumbando día con día el «¡Estrene sin enganche!»…
¿Cómo decir «paso» estando al borde de que el pozo se ensanche?
«¡Sería una locura!», muchos quizás pensarían;
pero ésa es la fisura que su estructura socavaría.
No se trata ya de satisfacer necesidades;
se trata de explotar en cómodas mensualidades.
Esto es lo de hoy: universos paralelos
que se toman el pelo para decirse: «¡hey, aquí estoy!»
Con el eslogan: «Yo te doy», que funge como señuelo.
Nadie muestra recelo. Mientras, el uno al otro, roe.
III
Hijos de Israel, inventores beneméritos.
Menuda Torre de Babel erigida gracias al crédito,
bajo una bóveda celeste bellamente inasible,
símbolo de la condena de un mundo imperfectible.
Es la cultura del estreno, que infla de oropel
y se impone en tropel con el estruendo de un trueno.
Lejos de lo malo o lo bueno… ¡Difícil de creer!
Desde una plantación lo ve y te lo dice un reportero:
«¡Vaya paradoja! ¡Brillan cifras rojas!
¡Nadie se lo explica! ¡Pero todos aplican!»
«Y cuando se enojan… ¡uno hasta se sonroja
porque da penita ver cómo al comprar se pican!»
Cuentan ya con dueño, los frutos del sudor;
sólo han de fruncir el ceño, viendo el televisor.
Condenados a una labor que exige gran empeño…
Quizás contraria a un sueño… Quizás contraria al amor.
Autoabanderados benefactores
enfocados en crear deudores.
Leer contratos puede salvar vidas.
Yo, por lo pronto, trato de encontrar nuevas salidas.
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4. |
Perspectivas
03:26
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I
Desde la inspiración
tienes la posibilidad
de tomar estrellas y alinearlas
conforme tu voluntad;
modelar figuras
a nadie antes ocurridas;
darles vida, penurias,
habilidad pa’ que decidan.
Algo así sucede
con tus circunstancias:
Con tal elegancia
dominas el idioma de las sustancias,
que gran confianza inspiras
en muebles y paredes.
Fácilmente te contarían
cuanto guardan en sus sienes.
Incluso puedes
abarcar el universo,
suave y terso tapete
en el que tu ser yace disperso.
El tiempo es propenso
a sufrir deformaciones;
lo recompones sin mucho esfuerzo
y totalmente de él dispones.
Tú mirada se cruza
con la de Dios, el Absoluto.
«¡No contabas con mi astucia!»,
le comentas, resoluto.
Paraíso trascendental
donde los temores se disipan,
el cual pudiste alcanzar
por obra y gracia de una chiripa.
Desde la inspiración,
me miras tú, te miro yo.
Te describo, me describes
sin la más mínima intención
de obtener algo
o querer acaso agradar.
Es cuando el quiero y el puedo
coinciden en el mismo lugar.
Desde la inspiración,
te miras tú, me miro yo.
Me describo, te describes
sin la más mínima intención
de obtener algo
o querer acaso agradar.
Es cuando el quiero y el puedo
coinciden en el mismo lugar.
II
Desde la depresión
puedes echarte un chapuzón
en la honda piscina
otrora una firme convicción
que, con dedicación,
forjaste a base de disciplina,
deshumanizada rutina
y una sublime ilusión.
Brújula desmagnetizada
justo en el centro de las tinieblas.
Generalmente, a los problemas
se les culpa de esta encrucijada:
Cabezas de turco trazadas
por el pincel del que celebra
y ve un triunfo cuando la hiedra
de la curiosidad es talada.
Ahora, cada partícula de polvo
encierra un misterio en sí misma.
Padeces Síndrome de Estocolmo:
te recriminas por querer ser parte de la lista
de los que sonríen, de los que besan;
no te sientes digno (o digna)
del plato de comida
que hay sobre tu mesa.
Y cuando menos lo piensas,
una lágrima se te escapa;
quitándote de encima
el equivalente al peso de la Tierra.
Y cuando más lo piensas,
desaparecen las líneas de tu mapa
y quedas suspendido (o suspendida)
mientras el tiempo apremia.
Desde la depresión,
me miras tú, te miro yo.
Te describo, me describes
sin la más mínima intención
de obtener algo
o querer acaso agradar.
Es tal vez aquí cuando
estamos más cerca de la realidad.
Desde la depresión,
te miras tú, me miro yo.
Me describo, te describes
sin la más mínima intención
de obtener algo
o querer acaso agradar.
Es tal vez aquí cuando
estamos más cerca de nuestra realidad.
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5. |
Corre
03:31
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I
Los días se me resbalan
inmisericordes.
Yo, cántaro asiduo al agua,
sólo aspiro a mi desborde.
Ay, no sé de qué forma
será que esto acaezca;
pero, si al mundo se le estorba,
no hay más que poner la muestra
y circular.
Y esto en cualquier nivel;
a pesar de que la sola idea
ponga chinita la piel,
por la angustia de ver roles
convertidos en pavesas,
y que nada se interpone
entre uno y la certeza
de ser nadie;
un retorno hacia el principio
sin ingenio ni donaire;
perteneciente a ningún sitio.
Son de plastilina
tanto los referentes
como las moralinas
que se escapan de sus dientes.
Yo bailaba con las horas
"La del moño colorado",
ahora lo hago a solas;
perdí su paso acelerado.
¡Y no me extraña!
Mis dos pies izquierdos
muy apenas se las apañan
con el vals de los recuerdos.
La 1, las 2,
las 3, las 4...
¡Todas! Me abandonaron,
y sin previo aviso.
Las 5, las 6,
las 7, las 8…
Trasnocho ensimismado
contemplando el soso piso.
Nubes continúan su tour
surcando las alturas;
reciclando el glamour
que desecha la basura.
También ellas se apuran
por llegar a ni una parte.
Conozco esa cultura.
No es muy interesante.
¡Corre!
¡No te vayas a quedar!
¡No sea
que ya no te reste más!
Mientras yo seguiré
dando vueltas a las vueltas.
Ya te alcanzaré
el día en el cual tú vuelvas.
¡Corre!
¡No te vayas a quedar!
¡No sea
que ya no te reste más!
Verás... Te encontraré
a la hora más incierta;
porque, tengo primero
que recuperar mi cuenta.
II
Todavía por centavos
el mundo se torna frágil.
Sucede que está chavo
y, bueno, se le hace fácil.
Lo deslumbran las locas
promesas de la celeridad;
es por eso que la coca
sigue siendo una celebridad.
¿Sabes de lo que hablo?
La mera verdad, yo tampoco.
Pablito clava los clavos;
yo nada más los trastoco.
Y tú no estás para saberlo
ni un servidor para contarlo,
pero el afán por entenderlo
es la razón de que esté rapeando.
En efecto, la realidad
es ingenioso trabalenguas
cuya genialidad consiste
en hacernos sentir mierda.
Aunque, cabe mencionar,
no he sabido yo de mandíbulas
que, tratando articular,
se hayan convertido en partículas.
Menudo timo.
Luego yo soy el que anda
ai culpando al pobre destino
de que no se aguanta
y que me tiene en vela
con la esperanza de que
la noche me dará eso que
mi tonto corazón tanto anhela.
Flujo o no flujo,
lo que es, es;
con todo su lujo,
y su escasez.
Desde la desfachatez
hasta el tapujo;
desde el refugio
hasta la desnudez.
Y uno sigue aquí, en la cárcel
de la contemplación.
Son los que en ella yacen
el porqué de su valor.
Pero el ser está allá fuera;
flamante despojo.
Hablaron de esta manera
las basuritas de mis ojos.
¡Corre!
¡No te vayas a quedar!
¡No sea
que ya no te reste más!
Mientras yo seguiré
dando vueltas a las vueltas.
Ya te alcanzaré
el día en el cual tú vuelvas.
¡Corre!
¡No te vayas a quedar!
¡No sea
que ya no te reste más!
Verás... Te encontraré
a la hora más incierta;
porque, tengo primero
que recuperar mi cuenta.
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6. |
Verso ¿sin esfuerzo?
04:10
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¿En qué me vine yo a meter? ¡Pero quién me manda!
¡Menudo menester! ¿Pero quién me manda?
¿Ahora qué voy a hacer? ¡Pero quién me manda!
¡Caray! ¡Maldita sea mi estampa!
I
La confección de un rap mi hermano me encomendó;
Y, sin mucho meditarlo, aceptó el tonto de yo.
¡Qué difícil es decir «no» en el momento adecuado!
Y encima lo dejé pa’ luego: ¡Eso! Como buen mexicano.
Dado que no hay plazo que a su término no llegue,
aquí sentado frente al bloc de notas me tienes.
Tanta blancura impone; a intimidarme alcanza.
Trato darme valor y digo: «Vamos, no pierdas la esperanza».
Y respiro: al toro por los cuernos.
Oí que lo adecuado son 48 versos
repartidos por igual a lo largo de tres estrofas,
donde el tema a tratar será el que a uno se le antoja.
¿Arte mayor?, ¿arte menor? Aquí no importa, creo.
En un buen beat, un buen flow: el mayor trofeo.
Pero no es indisociable del cómo, dónde y cuándo.
Espera... siento como que algo aquí va acabando.
II
La suerte así lo quiso: indeciso aquí tenerme
entre el suelo que piso y el inicio de lo ingente.
Siento estar presente en singular natalicio…
Estoy perdiendo el juicio… ¡Alguien, venga a socorrerme!
¡Cuéntame, oh, musa!, ¿cómo salir de esta?;
ya que en mi mente obtusa no encuentro la respuesta.
¿A dónde van las palabras cuando alguien las necesita?
Ahora extraño aquellas planas en cursiva y en negrita:
«esdrújula», «brújula», «acústica», «rústica»,
«música», «estúpida», «lúdica», «cúpula»...
Suenan tan graciosas… ¿De quién esas ideas?
Pero, la gran incógnita:¿rima «área» con «marea»?
Para evitar el agobio, no quiero ni el reloj ver;
es bastante obvio: de tiempo no he de disponer.
Espera... ¿de nuevo? ¿Cómo? ¡No entiendo!
Siento que algo está concluyendo.
III
Tengo la sensación de ir entrando por una puerta,
la cual estaba abierta por enrarecida razón.
Ahora mi corazón palpita con más fuerza,
haciendo más intensa esta experiencia a la sazón.
Propicio para el desembuche —intuyo— es este estuche.
Espero que el que escuche, no sea de peluche.
Aunque, no es mi negocio quien en sus ratos de ocio
prefiera como socio a un buen vicio que lo embuche.
Eso está mal, muy mal: pero, ¿qué puedo hacer
si no puedo terminar subestimado menester?
Continúo divagando sin encontrar la salida.
Me estoy desesperando como nunca en la vida.
Establecer enfoque no he podido hasta este instante.
He perdido el toque; mi lado interesante.
Conforme voy pensando esto, siento satisfacción.
¡No comprendo! ¡Si no he escrito ni siquiera un renglón!
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7. |
La tuerca
03:42
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|||
I
No altera al producto el orden de los factores.
Gozamos de usufructo, legado de conquistadores.
Nadie es imprescindible; sobrevive la corporación.
El mundo girando sigue; lo mantiene así una ilusión,
una esperanza de que la suerte favorezca;
y se defiende a ultranza no importando qué o quién perezca.
El todopoderoso fin la sinrazón justifica.
Se propone un gran festín del que no todos participan.
Y el sol sólo observa; su gesto para nada se inmuta:
sigue calentando como antes a esta esfera diminuta.
A esta esfera en donde el innovar no es más que un mito
que consiste en combinar nociones y dejarlo por escrito.
Llego a imaginar que a muchos de mis pensamientos
alguien les daba vueltas en su cabeza ya diez siglos antes.
Esto me lleva a plantearme: ¿qué significa progreso?...
porque seguimos con una mano atrás y otra adelante.
No. No confundas mis palabras con una visión pesimista;
pero si se han abierto los ojos, ha sido por golpes narcisistas.
Tantas presuntas verdades, que a veces me mareo
y acabo cuestionándome a mí mismo sobre las cosas que creo.
No alcanzo a asimilarlo
ni sé cómo abordarlo:
que no hay problema
afirmarán siempre los altos mandos.
Okay, y mientras tanto
la cosa está de espanto,
ya que teoremas
no explican el cómo, dónde y cuándo.
Impera el desencanto.
Él es el nuevo santo;
canonizado por las penas
que han ido ganando
los blancos de los dardos
que lanzan educandos
de buenas intenciones
que terminan sofocando.
II
Se ha posado el Don de Lenguas sobre caracteres numéricos.
Su opinión es muy valiosa: hace arder cualquier arenga.
Así que es mejor que te atengas; no te hagas entes esféricos
si no van saliendo las cosas y se sufre por lo que venga,
porque le falta una tuerca a esta máquina oxidada;
hay caos en su engranaje y muy pocos se dan cuenta.
Técnicos creen estar cerca de solucionar la falla,
aplicando inadecuado bagaje... Y todavía se desconciertan
cuando los misiles caen, cuando se respira amenaza;
cuando a cinturones de miseria los conforman masas.
Todo por ‘errores de cálculo’, involuntarios o voluntarios;
no se prevén los ángulos vulnerables al devenir diario.
Pero, ¿cómo saber que existen?, ¿cómo tomar decisiones?
El hecho de elegir una, automáticamente anula las anteriores;
que se convierten en alpiste para alimentar ruiseñores
que trascienden la bruma de hule espuma de sus alrededores.
Ora jugando con ellas, ora salvaguardándolas;
rociando polvo de estrellas; promocionándolas.
Justo ahora te hablé de lo que pudo haber sido.
Así el mundo está entendido. Así, al menos, lo noté.
No alcanzo a asimilarlo
ni sé cómo abordarlo:
que no hay problema
afirmarán siempre los altos mandos.
Okay, y mientras tanto
la cosa está de espanto,
ya que teoremas
no explican el cómo, dónde y cuándo.
Impera el desencanto.
Él es el nuevo santo;
canonizado por las penas
que han ido ganando
los blancos de los dardos
que lanzan educandos
de buenas intenciones
que terminan sofocando.
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8. |
||||
I
Pásele marchanta, ¡Sí hay, sí hay!
Right around this side los estilos se engalanan.
Cortejan palabras sin pedirles explicaciones
acerca de su pasado o anteriores relaciones.
No. Tal como son las aceptan;
las sacan a bailar un son, son que no está a la venta.
Y sienten la química, el calor del roce.
Inusual escena idílica donde no cabe la pose.
II
Es cuando dan las doce y seguimos esa velada.
Es mucho mejor, o peor, cuando es deseada,
es esa mirada, que se dan en esos ratos
pensamientos que van y vienen, esto es el reparto.
Cuando parto del final hacia al comienzo
pues no me olvido de quién soy y menos de lo que pienso.
Y sigue la saga esquivando dagas
cuando la plaga es la que paga y las luces ya se apagan.
Sólo la voz, un micro, el ritmo, cuando dicto;
aplausos, alegrías, cigarros ya sin filtro.
Se abre el telón y la conexión cuando le damos.
Cual quetzal, en extinción, es como ahora estamos.
III
En términos generales, reconozcamos que a donde vamos
representamos y propagamos de forma evidente sólo rap serio.
Con criterio; es tan sólo un obús que llegó a tu estéreo.
Una alternativa más que funge el papel de aliviar el tedio.
Sin remedio. No es un misterio, aquí sí hay fórmula:
En esencia, la consecuencia de una conciencia que usa la lógica.
¡En tu zona! Estímulos te emocionan; tú mente alerta.
La nuca con su vaivén mientras tú buscas la respuesta.
IV
Sí hay, y hay de más, y hasta cuando hace falta.
Es el poder en abundancia, más el saber en constancia.
Y es triste. Tener que vivir rodeado por una evitable carencia.
Sobre eso y la violencia, prefiero fingir demencia
y creo que debería no prestar atención y dejar de verlo;
es esa vocesilla que me sigue. Sabe que yo no quiero serlo.
Ya. Todo es porque yo sé que mi ADN está diseñado
con objetivos desconocidos, y por lo que he soñado, he sospechado
que se me oculta una respuesta. Podría liberarme:
Oportunidad perfecta para trascender a niveles impensables.
Sabes si lo deseable es tan bueno como se ha contado.
He traspasado el futuro de mi pasado, y no estaba contemplado.
V
Órale, ¿porqué no hacemos una transa?
Haremos de cuenta como que aquí nada pasa
y que este beat del Shamo no es más que un bodrio ejemplar;
y mis rapeos los de alguien que ayer empezó a rapear.
Y que te topo de rato y me presento: «hola soy el Soto,
no soy otro de tantos: tengo el talento que poseen muy pocos...
Mi estilo es acá... como enfermo,
como... ¿has oído al Karvoh?... Pero con mensaje. Más o menos.»
Y te comento mis planes: preparo mi maqueta.
Será algo grande, «under» infalible mi receta.
Y tú eres ingrediente clasificado como "esencial"...
Dime... ¿qué le dices a esta gente? ¿Hay o no hay?
VI
Depende. Como ya lo habrás notado,
estoy sujeto al rap como el sujeto al predicado.
(Supongo) ¿Supones? (¿Lo tienes?) Lo pongo;
estoy en el rap como, en vocal, un diptongo.
Hay cultura, disciplina, unión que se estima;
en tarima, estigma, el don de cada línea.
Esto se refleja en cada ceja de tu rostro.
Es la moraleja del uno y del otro.
VII
Somos los causantes del alboroto; lo noto al divisar la estampida.
En una carrera de locos, cuatro pilotos en acto suicida.
En la guarida, entrenamiento constante y elaborando planes.
Escuchas lo inesperado: Esto es la Sarta de Barbajanes.
Desmanes en el barrio a diario; contrario a lo que muchos piensan.
Manchados de pegamento estamos, del cuello hasta la suela.
La clavamos en la duela y a los discos les sacamos brillo.
Audífonos siempre al oído y stickers en el bolsillo.
Lo hacemos sin estribillo para mostrar la corriente del río.
Si el Hiphop lo hacemos todos, significa que en parte es mío,
o bien de nadie. Quien lo trabaje, pues, que hable.
Sí hay, sí hay. Nosotros somos los culpables.
VIII
Percibo shurikens cortando el viento a su paso;
poseo todos los atajos a su ruta, señuelos falsos.
Haré los trazos y, en ese caso, no estorbes en mi camino.
Perecerás en una victoria al vuelo; destino divino.
Llevo cuarenta shurikens, dos katanas, dos bombas de humo.
Maestro siente orgullo por las técnicas de tu más astuto alumno.
En combate, tajante, siempre evitando usar mi ken;
estaré listo para ganar primero y combatir después.
|
Menuda Coincidencia Monterrey, Mexico
Rimas y ritmos. Clima extremoso. Montañas con cielo. Sangre corriendo. Baile y sonrisa cuando los miedos se cansan de tirar rollo. Árbol de mandarinas.
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